El que estas
líneas escribe se ha levantado hoy sin voz y con un dolor acojonante de cuello.
Al contrario de lo que a alguno podría parecerle, estas son señales magníficas:
el concierto de anoche fue la polla.
Tras algo de
espera a la entrada de la Supersonic (en compañía de colegas, por supuesto),
entramos en la susodicha. Tuvimos que esperar algo de tiempo, pero, finalmente,
The
Troopers se dispusieron a tocar. Con picos como los himnos The Trooper, The Number Of The Beast, Fear
Of The Dark (con el infaltable coro del público) o Two Minutes To Midnight,supieron emular perfectamente a la Dama de
Hierro original, con una tralla envidiable y una técnica impecable, culminando
con un aclamado Phantom Of The Opera.
A pesar de que al vocalista, Germán, no le fuera posible llegar a los puntos más altos de los agudos de
Dickinson (¿quién puede?), se las apañó para mantener el tono.
Ninguna queja. Un
vocalista que supo hacerlo magníficamente, unos guitarristas que cumplieron de
sobras, con una técnica inmejorable, un bajista que poco tenía que envidiar a su homólogo Harris y un
baterista que igualó sin problemas a McBrain, además de una setlist
excelentemente escogida. Y, como extra, un señor disfrazado del Eddie del Piece Of Mind (trabajo favorito de los Maiden del que esto escribe). No sólo no decepcionaron, sino que sorprendieron muy
agradablemente.
The Troopers
Tras otro rato de
espera mientras montaban todos los instrumentos para los Riff Raff, versionando teóricamente a AC/DC. El anterior grupo había dejado el listón realmente alto,
tenía mucha curiosidad por ver cómo se las apañaban para superarlo.
Lo primero que
saltó a la vista, como suele ocurrir, fue el vocalista, pero para mal, en
este caso. El resto de la banda cumplió con creces, cabe decir. Dieron la talla
de sobra, y tengo que destacar al guitarrista caracterizado como Angus Young ,
el cual supo imitar perfectamente al susodicho en todos los sentidos: actitud,
movimientos, técnica...
Pero como he
dicho, el vocalista estropeó el buen trabajo de sus compañeros. Igual fue
impresión mía, pero a un servidor le pareció que igual había bebido de más.
Apenas podía cantar (y no hablemos de rasgar la voz), quedándose en ocasiones
sin voz y emitiendo unos cantosos gallos con demasiada frecuencia, perdiendo por completo el espíritu del bueno de Bon Scott o de Brian
Johnson, y no sólo eso: derramó el cubata por el escenario... porque sí, e
incluso tiró por los suelos parte del equipo, como el pie del micrófono. Además
de esto, el setlist de la banda remató el buen trabajo que podrían haber hecho,
echando más de uno en falta clásicos como Thunderstruck,
Back In Black o You Shook Me All Night Long (topicazos, lo sé, pero uno se los
espera en un concierto tributo, ¿no?). Como he dicho, realmente eran buenos,
pero el vocalista tiró por tierra lo que podría haber sido un concierto
estupendo. Quién sabe, igual tenía un mal día.
Riff Raff
Tras un concierto
que, para qué mentir, se me hizo largo (y no fui el único), los Riff Raff se retiraron, para dejar paso
a los Steel Metal, que, tras un
pequeño rato de preparación, se plantaron en el escenario. No sabía muy bien
qué esperarme, la verdad, pero esperaba que arreglasen la noche. Y vaya si lo hicieron.
Empezaron bien,
con un potentísimo Hit The Lights.
Yo, por supuesto, empecé a entusiasmarme. Aparte de un José Pastrana que cumplió impecablemente con su labor de guitarra líder (mejor que, en
ocasiones, el propio Hammett, me atrevería a decir) con riffs rápidos y solos
sorprendentemente limpios, he de destacar también a Javier Capitán, cantante y guitarrista rítmico, cuya coordinación
le permitió emular sin problemas a Hetfield, con una voz más bien parecida a la
del Black Album. No hay que dejar de
lado, sin embargo, a David Castellano
(bajista) o a Javier Páez (baterista), el cual
cumplió con su papel mejor que el propio Lars. Todo esto, sumado a un setlist inmejorable (Ride The Lightning, The Four
Horsemen, Harvester Of Sorrow, la
infaltable Master Of Puppets, Whiplash, donde un servidor no se
resistió a entrar en el mosh, Enter
Sandman, Fade To Black o Creeping Death). No solo arreglaron el
bajón que había dado el anterior grupo, sino que dejaron el listón bien arriba
de nuevo. Como fan acérrimo de Metallica, tengo que decir que llego a ser tía y
les tiro las bragas, pero me conformé con cantarlas todas a pleno pulmón,
corear, tararear los solos y hacerme trizas las cervicales. Y poco más que decir.
Steel Metal
Esténtor